Si bien Peterhansel, Roma y Holowczyc afrontan esta 35ª edición del rally con la firme intención de confirmar el dominio de los Mini, lo cierto es que las amenazas podrían surgir de cualquier parte en la carretera hacia Santiago. El nuevo reglamento aplicable a la categoría de coches podría invitar a los vehículos con tracción a dos ruedas en la lucha por el título, un dominio exclusivo de los 4x4 desde hace 12 años.
En el Dakar, la historia de la categoría de coches está marcada por ciclos de dominio. Peugeot y Citroën se coronaron en los años 80, para pasar después el testigo a Mitsubishi, y posteriormente a Volkswagen, que también saborearon las mieles del éxito protagonizando podios monocolor en la meta. Con su primera victoria el año pasado de la mano de Stéphane Peterhansel, respaldada por el segundo puesto de Nani Roma, la escudería Mini, concebida y desarrollada por el equipo X-Raid, parece anunciar una nueva edad de oro. Sin embargo, nada impide que esta casa recién laureada sufra un revés entre Lima y Santiago. Con todo, Stéphane Peterhansel, poseedor de diez títulos, se presenta de nuevo como el gran favorito de la carrera, aupado por la competitividad de sus compañeros de filas, ya sea Nani Roma o Krzysztof Holowczyc, que a priori sitúan en una posición muy favorable al equipo alemán.
Una de las posibles implicaciones del nuevo reglamento de 2013 es que los vehículos de tracción a dos ruedas planten cara a los 4x4. Al autorizar una ligera ampliación de las bridas de admisión del aire en el motor, el nuevo reglamento da un plus de potencia a los buggies, que tienen además derecho a utilizar, contrariamente a lo que ocurre con los 4x4, sistemas de inflado y desinflado automáticos para abordar las dunas.
Esto explica las ambiciones renovadas de los pilotos de buggies. Sobre todo de dos ex ganadores como Nasser Al-Attiyah y Carlos Sainz, unidos como en la época de VW, pero en esta ocasión en el seno de un equipo patrocinado por el Qatar y RedBull. La situación también podría beneficiar a Robby Gordon, que retó a los Mini en 2012 antes de su descalificación, y cuyo Hummer promete dar mucho de que hablar. Y de cara al espectáculo y a la lucha, no debemos olvidarnos de la figura de Guerlain Chicherit, que vuelve al rally al volante de un buggy de la casa Philippe Gache, diseñado también para pelear por lo más alto. Sea como fuere, aunque no logren destronar a los Mini y Toyota, todo apunta a que los coches con tracción a dos ruedas librarán una dura batalla en esta categoría. Ojo también al Trophy Truck de Eric Vigouroux, el Juke de Christian Lavieille y los buggies MD Rallye de Pascale Thomasse y Régis Delahaye.
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En el Dakar, la historia de la categoría de coches está marcada por ciclos de dominio. Peugeot y Citroën se coronaron en los años 80, para pasar después el testigo a Mitsubishi, y posteriormente a Volkswagen, que también saborearon las mieles del éxito protagonizando podios monocolor en la meta. Con su primera victoria el año pasado de la mano de Stéphane Peterhansel, respaldada por el segundo puesto de Nani Roma, la escudería Mini, concebida y desarrollada por el equipo X-Raid, parece anunciar una nueva edad de oro. Sin embargo, nada impide que esta casa recién laureada sufra un revés entre Lima y Santiago. Con todo, Stéphane Peterhansel, poseedor de diez títulos, se presenta de nuevo como el gran favorito de la carrera, aupado por la competitividad de sus compañeros de filas, ya sea Nani Roma o Krzysztof Holowczyc, que a priori sitúan en una posición muy favorable al equipo alemán.
Pese a ello, no deben descartarse las sorpresas en la clasificación, máxime a razón de la adopción del nuevo reglamento, que limita las modificaciones realizadas en los motores de serie desarrollados para la carrera. Desde el año pasado, el equipo Toyota se anticipó al cambio diseñando una pick-up que respondía a las exigencias de 2013. Y no olvidemos que en su día Giniel De Villiers ya logró encaramarse a lo alto del podio. Entre tanto, el vencedor del Dakar 2009 ha cultivado la discreción que le caracteriza evitando todos los terrenos de confrontación con sus rivales, si bien ha dedicado el año a pulir un Hilux que debería sacarle los colores a los Mini. Por detrás del sudafricano, habrá que seguir de cerca otro Toyota puntero, concretamente el pilotado por el argentino Lucio Álvarez, 5º el año pasado y posiblemente capaz de ganar posiciones si la nueva situación técnica le es verdaderamente favorable.
Una de las posibles implicaciones del nuevo reglamento de 2013 es que los vehículos de tracción a dos ruedas planten cara a los 4x4. Al autorizar una ligera ampliación de las bridas de admisión del aire en el motor, el nuevo reglamento da un plus de potencia a los buggies, que tienen además derecho a utilizar, contrariamente a lo que ocurre con los 4x4, sistemas de inflado y desinflado automáticos para abordar las dunas.
Esto explica las ambiciones renovadas de los pilotos de buggies. Sobre todo de dos ex ganadores como Nasser Al-Attiyah y Carlos Sainz, unidos como en la época de VW, pero en esta ocasión en el seno de un equipo patrocinado por el Qatar y RedBull. La situación también podría beneficiar a Robby Gordon, que retó a los Mini en 2012 antes de su descalificación, y cuyo Hummer promete dar mucho de que hablar. Y de cara al espectáculo y a la lucha, no debemos olvidarnos de la figura de Guerlain Chicherit, que vuelve al rally al volante de un buggy de la casa Philippe Gache, diseñado también para pelear por lo más alto. Sea como fuere, aunque no logren destronar a los Mini y Toyota, todo apunta a que los coches con tracción a dos ruedas librarán una dura batalla en esta categoría. Ojo también al Trophy Truck de Eric Vigouroux, el Juke de Christian Lavieille y los buggies MD Rallye de Pascale Thomasse y Régis Delahaye.
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