Con la noticia de la próxima participación de José María Ponce y Carlos Larrode en la cuarenta edición del Rally Islas Canarias "El Corte Ingles" con un Porsche 997 GT3 se cierra un ciclo. Y es hora de recordar.
Ni tan siquiera voy a recordar a alguien. Solo voy a recordar un sonido, un ejemplo de nuestro automovilismo ligado por muchos años a la pura historia de nuestro deporte, porque ha sido santo y seña de muchos de los logros y que fue bandera de nuestro deporte para muchos, se quiera o no reconocer.
Por eso hoy, en la hora de la despedida, ilustro con imágenes lo último de ese M3 por nuestras carreteras. No pudo ser despedido en el podium, no consiguió su ultimo objetivo, no pudo obtener parabienes en su última singladura por nuestras carreteras. Pero se llevó su ultimo aplauso, el de cientos de seguidores que desde ya, le echaran de menos.
El piloto quizás nos sorprenda con alguna que otra trazada con otra novedad técnica. Pero oír ese sonido, como el vivido en esa cuenca de la Era en tanta ocaciones, ese retumbar único del M3, ya queda para la historia.
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Ni tan siquiera voy a recordar a alguien. Solo voy a recordar un sonido, un ejemplo de nuestro automovilismo ligado por muchos años a la pura historia de nuestro deporte, porque ha sido santo y seña de muchos de los logros y que fue bandera de nuestro deporte para muchos, se quiera o no reconocer.
Ese sonido se apaga en nuestras fronteras isleñas. Será escuchado por otras latitudes, conducido por otras manos, llevado de diferente manera y quien sabe si quienes lo oigan, lo harán con la pasión con que por aquí se ha sentido todos estos años atrás.
Por eso hoy, en la hora de la despedida, ilustro con imágenes lo último de ese M3 por nuestras carreteras. No pudo ser despedido en el podium, no consiguió su ultimo objetivo, no pudo obtener parabienes en su última singladura por nuestras carreteras. Pero se llevó su ultimo aplauso, el de cientos de seguidores que desde ya, le echaran de menos.
Trazadas espectaculares, como las que siempre ofrecía su propietario, que aquí y ahora no es el protagonista. Solo lo es el coche, el vehículo, pues muchas, la gran mayoría de las ocasiones, se ensalza al piloto y no a la maquina. Pero en esta ocasión, no es un amasijo de hierros cualquiera. Es un sello de identidad de la historia viva de nuestro deporte.
El piloto quizás nos sorprenda con alguna que otra trazada con otra novedad técnica. Pero oír ese sonido, como el vivido en esa cuenca de la Era en tanta ocaciones, ese retumbar único del M3, ya queda para la historia.
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