En las instalaciones de Mapfre Guanarteme se ha realizado hoy un emotivo acto de reconocimiento y recuerdo a la figura de Walter Sauermann, que ha reunido a una amplia representación de nuestro deporte, con la asistencia de gran número de pilotos de la época dorada del nuestro automovilismo, del que fuera un precursor en su patrocinio y apoyo durante muchos años.
La Escudería Drago, organizadora del acto, reunió a quienes de alguna manera u otra trabajaron codo con codo con Don Walter para sacar adelante todos sus proyectos. Y esta es la semblanza que de él realiza la escudería:
Fue en aquellos primeros tiempos, cuando apenas fundada la Escudería, buscamos un primer patrocinio y la primera empresa que tocamos fue precisamente Walter Sauermann, importador de la marca BMW, que se plasmó en la inclusión del modelo 2002 en el logo del club, reproducido en pegatinas, carteles, etc, y que por su significado hemos decidido repescar y mantener por su alto valor simbólico en esta nueva etapa de la refundación o reconquista.
Fue a finales de 1978 cuando Walther Sauermann dio su primer paso para integrarse de forma activa en el automovilismo. Dando ejemplo de una especial visión de futuro sobre las posibilidades del automovilismo como eficaz herramienta publicitaria. Don Walther era un adelantado en el tiempo y adquiría un vehículo específico de competición para rallies, especialidad que no era habitual en la marca alemana, por lo que encargó la preparación del BMW 320 de Grupo 5 al suizo George Eggenberger y lo puso en manos de un piloto privado, Medardo Pérez, que ya había logrado varios triunfos con un BMW 2002 Alpina y que no tenía ninguna relación personal ni profesional con la empresa.
En 1984 terminaba la etapa de Medardo y el equipo Sauermann se rearmaba con dos unidades BMW 635 CSi y la nómina de pilotos tenía carácter regional con el grancanario José María Ponce y el tinerfeño Fernando Capdevila. Además, para el estreno de estas monturas, hizo venir y puso al volante de una de ellas a un piloto mundialista, el sueco Ingvar Carlsson.
El primer y gran éxito del automovilismo canario fuera de las fronteras insulares tuvo una celebración multitudinaria por los aficionados grancanarios en torno a José María Ponce, José Carlos Déniz y don Walther Sauermann, incluyendo también a Pepe Medina como responsable del equipo de competición.
Matizar que don Walther Sauermann no ha sido el único empresario de Canarias en prestar su apoyo a nuestro deporte y aportar vehículos de competición, pero sí es de destacar que fue el pionero, el que abrió el camino para que otros siguieran sumando galardones en nuestro mundialito canario y acuñando ese merecido concepto de Canarias tierra de Rallies.
Walther Sauermann fallecía el 10 de noviembre de 1999, pero sigue estando en la memoria de todos los que amamos este deporte, y don Walther pertenece al patrimonio del automovilismo canario al que tanto dio y por lo que tanto le debemos. Allá donde esté, seguro que en lugar de los elegidos, nos estará siguiendo con esa su sonrisa franca, de hombre bueno, generoso como pocos y de una calidad humana singular e insuperable.
La Escudería Drago, organizadora del acto, reunió a quienes de alguna manera u otra trabajaron codo con codo con Don Walter para sacar adelante todos sus proyectos. Y esta es la semblanza que de él realiza la escudería:
Uno de los fundamentos básicos de la Escudería Drago es mantener viva la historia del automovilismo canario, y en ese rico contenido de nuestro deporte, hubo un personaje inolvidable cuya memoria es justo reavivar por muy diversos motivos, entre los que destacan su talante de gran caballero y la amplia generosidad que tuvo durante muchos años con el colectivo racing, iniciada precisamente con la Escudería Drago.
Fue en aquellos primeros tiempos, cuando apenas fundada la Escudería, buscamos un primer patrocinio y la primera empresa que tocamos fue precisamente Walter Sauermann, importador de la marca BMW, que se plasmó en la inclusión del modelo 2002 en el logo del club, reproducido en pegatinas, carteles, etc, y que por su significado hemos decidido repescar y mantener por su alto valor simbólico en esta nueva etapa de la refundación o reconquista.
Walther Sauermann nos cedió sus instalaciones como sede (verificaciones, salida y llegada) del primer rallye que organizó la Escudería, fue el Rallye Femenino de Primavera, actividad inédita en España que tuvo un éxito notable.
Fue a finales de 1978 cuando Walther Sauermann dio su primer paso para integrarse de forma activa en el automovilismo. Dando ejemplo de una especial visión de futuro sobre las posibilidades del automovilismo como eficaz herramienta publicitaria. Don Walther era un adelantado en el tiempo y adquiría un vehículo específico de competición para rallies, especialidad que no era habitual en la marca alemana, por lo que encargó la preparación del BMW 320 de Grupo 5 al suizo George Eggenberger y lo puso en manos de un piloto privado, Medardo Pérez, que ya había logrado varios triunfos con un BMW 2002 Alpina y que no tenía ninguna relación personal ni profesional con la empresa.
Los éxitos se sucedieron, nació Sauermann Competición, el 320 se potenció con una mecánica Schnitzer y le siguió un BMW 323 de Grupo 2, con preparación Hartge que también tuvo un recorrido triunfal.
En 1984 terminaba la etapa de Medardo y el equipo Sauermann se rearmaba con dos unidades BMW 635 CSi y la nómina de pilotos tenía carácter regional con el grancanario José María Ponce y el tinerfeño Fernando Capdevila. Además, para el estreno de estas monturas, hizo venir y puso al volante de una de ellas a un piloto mundialista, el sueco Ingvar Carlsson.
El nacimiento del M3, el gran mito deportivo de BMW, no podía pasar desapercibido para Sauermann Competición y su patrón don Walther, reemplazando los voluminosos 635 CSi, que pese a los iniciales y escépticos pronósticos obtuvieron resultados espectaculares, pero nada comparables a todo lo que estaba por venir con el nuevo y competitivo BMW M3, que en manos de José María Ponce iba a enfrentarse con éxito a las grandes monturas de la época no solo en el plano regional, sino también en el nacional, culminando con aquel gran éxito de la temporada 1991 logrando el Campeonato de España. Era la primera vez que un equipo privado se alzaba con el título nacional de rallies, enfrentándose a equipos nacionales y con el potente respaldo oficial de los fabricantes.
El primer y gran éxito del automovilismo canario fuera de las fronteras insulares tuvo una celebración multitudinaria por los aficionados grancanarios en torno a José María Ponce, José Carlos Déniz y don Walther Sauermann, incluyendo también a Pepe Medina como responsable del equipo de competición.
Hay que destacar también los resultados conseguidos por la segunda unidad BMW M3, Grupo N, en manos de Antonio Ponce, así como el BMW 325, también de Grupo N, que pilotó Orlando Alonso, hasta que al concluir la temporada 1992, Sauermann Competición ponía punto final a sus destinos deportivos, que se habían iniciado aquel año 1971 con el patrocinio a la Escudería Drago, que ahora y aquí hacemos testimonio de agradecido reconocimiento en la persona de su hijo Federico Sauermann.
Matizar que don Walther Sauermann no ha sido el único empresario de Canarias en prestar su apoyo a nuestro deporte y aportar vehículos de competición, pero sí es de destacar que fue el pionero, el que abrió el camino para que otros siguieran sumando galardones en nuestro mundialito canario y acuñando ese merecido concepto de Canarias tierra de Rallies.
Walther Sauermann fallecía el 10 de noviembre de 1999, pero sigue estando en la memoria de todos los que amamos este deporte, y don Walther pertenece al patrimonio del automovilismo canario al que tanto dio y por lo que tanto le debemos. Allá donde esté, seguro que en lugar de los elegidos, nos estará siguiendo con esa su sonrisa franca, de hombre bueno, generoso como pocos y de una calidad humana singular e insuperable.