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Miguel Fuster: Si la mente quiere, el cuerpo obedece

Entrevista al piloto vencedor del Rallye Villa de Llanes

Miguel Fuster
Miguel Fuster
El tesón y el coraje que puso de manifiesto Miguel Fuster el pasado verano, recuperándose en tiempo récord, con la determinación de seguir luchando por ganar el CERA, de las fracturas que le ocasionó el incidente de tráfico que vivió en primera persona a finales de julio, cuando conducía su moto por Benidorm, ha tenido recompensa. El piloto alicantino, cien por cien recuperado ya físicamente, ha vuelto a dejar patente su talante de campeón proclamándose el pasado sábado, con el Ford Fiesta R5 que gestiona el equipo Llanes Motorsport, flamante vencedor del Rallye Villa de Llanes. Un nuevo hito en su palmarés, trufado ya esta temporada por tres victorias, que refuerza la moral de Fuster para intentar rubricar durante los próximos meses su sexto entorchado nacional.

¿Qué lesiones le causó el atropello?

Me rompí el peroné de la pierna izquierda y dos falanges del pie izquierdo y derecho. Estuve ingresado 7 días. Al tener escayolados los dos pies, al principio no podía ni moverme... Me dio mucha rabia, porque hubiera podido comenzar la segunda mitad del campeonato al 300% tal como estaba yendo el año.

¿Cómo fue el proceso de recuperación?

Cuando salí del hospital, iba en silla de ruedas, luego ya en seguida me quité la escayola y empecé a utilizar las muletas. Una vez superado el golpe, pregunté si había alguna posibilidad de que pudiera correr seis semanas más tarde el Rallye Princesa de Asturias. Algunos especialistas me dijeron que la había, así que me dije: "pues adelante, vamos a pelear y a luchar por ello a tope". Si la mente quiere, el cuerpo obedece. Ese es uno de mis lemas vitales. Cuando hay la mínima posibilidad, yo tiro. He sido así siempre y seguiré siéndolo.

¿Cómo fue posible que el cuerpo se recuperara en tan poco tiempo?

Pues con muchas ganas, mucho trabajo y mucha rehabilitación. Me pasé todo el mes de agosto centrado solamente en recuperar la pierna izquierda y los dos pies. Me pasaba seis horas diarias dedicado a ello, haciendo ejercicios en el mar con el osteópata, magnetoterapia para que el hueso soldara, luego empecé a pedalear un poquito, a caminar todos los días... También me probé en un simulador que transmite unas sensaciones muy similares a las del coche de carreras, sobre todo para hacer el simulacro de frenado y ver si la pierna izquierda aguantaba la presión.
¿Cuáles fueron las sensaciones en el Rallye Princesa de Asturias?

Me encontré flojito, creía que estaba bien, pero, evidentemente, después de un mes y pico en cama, trabajando diariamente con la rehabilitación, iba muy presionado y con un poco de miedo, porque no sabía cómo iba a reaccionar la pierna ni cómo me iba a encontrar con los neumáticos Pirelli que estrenamos allí.

¿Qué le supone haber ganado en Llanes después de unas semanas tan complicadas?

Es un subidón tremendo. Afronté el rallye totalmente seguro de mí, con la motivación a tope y muy buenas vibraciones, sabiendo que, si corríamos como sabemos, no me iban a ver el pelo. Las incógnitas del Princesa se convirtieron en certezas. El abandono de Oviedo también nos estimuló para llegar fuertes a Llanes y no dar opción. La pelea con Iván Ares fue tremenda, no dio nunca su brazo a torcer, es un pedazo de rival como la copa de un pino, pero, afortunadamente, le pudimos aguantar. Ya he pasado página y estoy plenamente centrado en Santander.

¿Cómo ve lo que resta de temporada?

Nos faltan tres rallyes y el campeonato sigue apretado, en ningún momento lo he visto fácil. Llevamos ya tres victorias, y quiero seguir ganando, pero soy consciente de que no podemos hacer otro cero, porque si no la cosa se complicaría. De momento, vamos a seguir dando gas. Quiero volver a ser campeón de España y estoy decidido a conseguirlo.
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