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Multas para recaudar, no para disuadir

El automovil siempre perseguido

Nuevos radares para las obras
Nuevos radares para las obras
Con las nuevas medidas que el gobierno ha instaurado para con la velocidad en carretera aún no se han dado a conocer los datos de ahorro que tales medidas han propiciado, ni mucho menos las cantidades recaudadas por las sanciones que tales reducciones de velocidad se han producido.

Es de dominio público que muchas de estas disposiciones tienen mucho más que ver con el afán recaudatorio que el del ahorro energético, pero aquí ya entran otras cuestiones que deberían ser analizadas con datos sobre la mesa y, por supuesto, no están a nuestro alcance ahora mismo.
Nuevos radares
Lo que sí está sobre la mesa en estos instantes es la segunda sanción desde que entró en vigor la nueva modalidad de puntos, y justo cuando ya había recuperado los dos puntos perdidos por mor de intentar llegar a tiempo para hacer unas fotos de pódium, vuelven a volar dos puntos por sobrepasar los límites de velocidad, que ni acarreaban peligro alguno ni ponían en duda la seguridad propia ni la de terceros.

Cuando vea que en auténticos puntos negros, que los hay y muchos, se ubican radares perfectamente camuflados para pillar a los que infrinjan los límites, estaré de acuerdo en que se persiga y se multe, pero mientras sólo sean ubicados en aquellos lugares y a unas horas en las que, por lo habitual, de los quehaceres siempre se va algo más rápido de lo normal sin entrañar peligro, seguiré estando en contra de tales medidas. No servirá de mucho, pero al menos me descargará un tanto el enfado que produce y, sobre todo, la impotencia ante lo que en muchas ocasiones, produce el verte sorprendido por esas cámaras que todo lo pillan.

Y si además recibes email en los que se muestran las imágenes que ilustran este comentario, pues más cabreo te produce el contemplar ese afán recaudatorio en lugar de buscar fórmulas para rebajar las cifras de siniestralidad en nuestras carreteras y, sobre todo, que no sea el automóvil y sus usuarios quienes soporten los máximos rigores de impuestos, tasas y sanciones, mientras siguen estando muchas de nuestras carreteras en pésimo estado y nuestras ciudades y pueblos con unos mantenimientos tercermundistas en toda la red viaria.
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